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El lavado del oído con agua oxigenada es un método de limpieza que conlleva una serie de riesgos, muy a menudo relacionados con casuísticas particulares o a una aplicación no correcta. Veamos juntos las principales.
La cera tiene funciones de protección del oído importantísimas: lubrica el conducto auditivo, reduciendo el riesgo de que la piel se seque y se deshidrate, protege el oído ante pequeños cuerpos extraños o insectos y tiene una importante acción bactericida y antimicótica.
Limpiar los oídos con agua oxigenada es uno de los métodos más usados para eliminar la cera sobrante presente en el canal auditivo. Consiste en la utilización de unas gotas o una mezcla compuesta en parte por agua tibia (36 °C) y en parte por agua oxigenada (peróxido de hidrógeno), que se inyecta con una jeringuilla en el interior del canal auditivo. Sin embargo, se desaconseja hacer un uso casero, ya que esta maniobra, si no se realiza correctamente, puede dañar tanto el conducto auditivo como la membrana del tímpano.
Gracias a las propiedades del peróxido de hidrógeno, el agua oxigenada suaviza el cerumen, lo que permite eliminarlo fácilmente. Además, también elimina microorganismos, bacterias y virus que pueden causar inflamaciones y otitis.
Existen diversos métodos alternativos para la limpieza de los oídos que evitan problemas posteriores en el conducto auditivo. Entre los principales, recordemos los conos de cera y velas, y el uso de cotonetes o bolas de algodón.
Recurrir al agua oxigenada para la limpieza de los oídos puede conllevar algunos riesgos, muchos relacionados con situaciones concretas del oído (como la perforación de la membrana timpánica) o un uso incorrecto.
La correcta maniobra implica tirar ligeramente del pabellón auricular hacia arriba y atrás para facilitar la entrada del agua en el conducto auditivo. La punta de la jeringuilla debe colocarse en la parte superior del conducto para dirigir el agua a la parte posterior donde está la cera, y facilitar de esta manera la expulsión. Al final, se inclina la cabeza para favorecer la salida del agua y se seca el oído con un paño suave. Antes de realizar este tipo de lavado especial, se aconseja hablar con el médico para que confirme que se puede realizar sin problemas.